Tolerancia
En ocaciones vive uno por la vida, y se da cuenta que es intolerante. Camina por la vida y se da cuenta que puede manifestar uno cierta conducta que parece adversa al otro.
Mente en cuerpo sano. ¿Pero qué sucede cuando la representación exterior no corresponde al pensamiento o al esfuerzo mental y físico de esa búsqueda de salud? Se preocupa uno por asistir a un determinado gimnasio para obtener ciertos resultados de acuerdo a una meta. Estudia uno maestrías, diplomados, lee libros, se ilustra y busca comprender las imperfecciones del ser para combatirlas, superarlas y de ésta manera ser una mejor persona.
Es así como llega uno al pensamiento de ser vegano, debido a una profunda compasión por los animales y en esperanza de una mejor en su calidad de vida a las futuras generaciones. Es así como llega uno al pensamiento de dejar el alcohol, ya que lo hace a uno persona de lengua larga y pensamiento corto. Es así como uno intenta infinidad de diferentes acciones para levantar murallas que no puedan ser derrumbados por los vicios.
Y como dice Animatrix, „But for a time it was good“.
La soledad y le „ascetismo“ no se puede resolver en los vicios (alcohol), sin embargo tampoco se puede resolver eliminando los vicios (cualquiera que estos sean) puesto que dejan el interior vacío. Una nada que inunda el todo. Convirtiéndose en pensamientos impíos, de poca virtud. Como egoismos, envidias, y demás contemplaciones ajenas que lo terminan remontando a una oscuridad de la que precisamente, en un inicio, se intentaba salir.
Es fácil atarse a la cama durante un mes y alimentarse por sonda mientras nos desintoxicamos de algún vicio. Es fácil contemplarse en un espejo mientras se bebe hasta dejar que la bebida hable y calle la razón. Pero cuando se está ante el otro, ante el prójimo, se pierde esa búsqueda, mengua cualquier luz de virtud, y se sume uno en una misantropía oscurantista, donde la inquisicion de las ideas nefastas persiguen cualquier rayo de bondad y amor al prójimo como succubus que engendran solo dolor.
Qué camino es el ascetismo, qué camino es eliminar los vicios, si no es uno capaz de responder pregunta tan sencilla como el deber de uno con los demás. Sin tolerancia. Sin respeto. Sin paciencia. Sin interés filantrópico. Sin una búsqueda de mejorar la falta de entendimiento de quién pregunta con ayuda del mío, y de esa manera construir juntos una mejor verdad.
Cómo ser uno con el otro si no le importa el otro. Cómo pregonar una filosofía de unicidad, todos somos diferentes, pero juntos somos Dios, porque Dios está en nosotros, sin embargo voltear y blasfemar sobre la sociedad, el hombre, el ser humano, una misantropía por falta de interés y egoismo, por una individualidad de supremacía. No supremacía aria como los nazis, no una supremacía blanca como el KKK, no una supremacía económica como los „riquillos“, sino una supremacía intelectual. Un pseudo entendimiento de conceptos, con una definición no sacada de wikipedia, que usa palabras en otras lenguas, o de extraña procedencia, que por el hecho de poseer en sus manos un antorcha encendida con libros que nunca leyó se determina poseedor de esa superioridad capaz de hacerlo juzgar al prójimo, menospreciarlo, sobajarlo.
Éstos pensamientos llegan a uno, no porque me considere un supremacista intelectual. Aunque confieso que como todos, tengo inclinaciones por cierto tipo de personas, y ésta la determina su nivel intelectual que demuestra para mí. Sin embargo nunca considerando al resto al nivel de animales. Puesto que así como yo considero a alguien más o menos inteligente que yo, habrá muchos otros que me consideren menos inteligente que ellos.
Sin embargo en tiempo reciente, han acaecido situaciones que han llevado a que la mente piense mucho, los existencialismos se viertan a flor de piel y todo recaiga en cierta frase que leí „La persona como sujeto moral“ y se pregunte uno, sujeto de qué moral soy? Ninguna. Pero trabajo en ello.
Recientemente tuve una junta/intervención donde un compañero de trabajo expresaba su nerviosismo, inconformidad, pesar, pensamiento, o lo que sea que haya sentido, y por la razón que lo haya dicho/expesado, respecto a que yo siempre estaba enojado y no se sentía en la suficiente confianza de preguntarme puesto que o no le respondía, o temía le respondiera de una manera poco cortés.
Naturalmente se dialogó, creo que se llegaron a términos de qué mi obligación es responder a todas sus preguntas y de buena manera, puesto que si yo llevo más tiempo, es lógico que tenga mayor conocimiento de la empresa, por ende, no es su obligación saber, pero si la de preguntar o investigar y encontrar la respuesta a sus dudas.
Por último, y la razón más importante a por qué estamos sentados aquí (unos leyendo, otros escribiendo), es que el día de hoy se me informó que mi lugar físico de trabajo sería reasignado. Lo cual específicamente dije que no quería. La razón real a dicha decisión me es ignota. Sin embargo expresé mi descontento, y como persona que aprecia y respeta al que toma las decisiones la acataré y reasignaré, en contra de mi voluntad, mi puesto actual de trabajo. En algunas ocaciones podemos elegir qué, cuándo y cómo. Sin embargo en otras no.
La cuestión es que la prudencia y tolerancia debe de caber en quien la profesa, es decir, en mí mismo. En lo cual, como ser imperfecto en vías del perfeccionamiento, fallé. Primero lo tomé a broma entre mis compañeros, reímos y hasta me cantaron las golondrinas. Lentamente las risas se convirtieron en peticiones. Hasta que por último, próximo a mi partida, mi jefe me informó que me habían movido de lugar. Enarbolando las virtudes de éste. Pegado a la ventana donde puedo admirar el hermosísimo interior del edificio, cerca de los responsables actuales con los que supuestamente tengo que trabajar, en el área nueva donde estaremos más cómodos, y alineado a la plática previa que tuvimos respecto a mis objetivos. Pero lejos de mis compañeros, de mis amigos, de mi equipo de trabajo.
Evidentemente la ira inundó mi pensamiento, sin embargo callé y mis ojos se vidrearon de coraje y enojo. Supongo nadie me pregunto que opinaba al respecto por temor a mi enojo y no respondiera o lo hiciera de mala gana, como pensaba (o piensa) dicho compañero. Pero dicen que no hay que prometer cuando uno está feliz, ni hablar cuando está enojado. Puede uno decir cosas que tal vez no quisiera.
Acto seguido a mi silencio fue empacar mis cosas, apagar mi celular y salir de ahí. Ingerí mis alimentos que no había comido desde el dia anterior y tranquilicé mi espíritu. En el inter ignore al mundo, y odié la existencia.
En retrospectiva me siento y pienso en el asunto. Mi ser racional me dicta que es una blasfemia irritarse por dejar su área de trabajo, cuando al final es solo una silla y una mesa. Sin embargo mi ser visceral se pregunta si creen que soy un títere que mueven de lugar en lugar, sin preguntarle, solo porque es el esclavo súbdito burócrata empleado godinez. Supongo que en la ira que invade el pensamiento se figura uno siendo un gamma, que porque los alfas le dieron una ventana como soma debe estar tranquilo, y todos hacer como que no pasó nada. Al final, en el pensamiento colectivo „Por Dios, es solo un lugar!“.
Por lo tanto las únicas soluciones viables son las de obedecer como buen gamma, y disfrutar de la ventana como soma para calmar las pasiones viscerales, y quién sabe, entrar a un zen como en equilibrium, sin emociones. O „rebelarme“ contra el sistema y decir „soy un individuo, y mi opinión también vale“.
Aún cuando la rebelión causa la mayor seducción al pensamiento, supongo que obrar políticamente bien debe ser el camino a seguir. Es de entenderse entonces que la mudanza, si así son los designios, debe de ser para un camino mejor para todos, y por ende seguirlos con fe, pues no posee uno todas las piezas del rompecabezas.
La pregunta es, que tan fuerte es mi espíritu para tener la paciencia y tolerancia suficiente para cumplir con esta nueva faena. Y por el contrario, de no serlo, ¿cuánto más habrá que trabajar para conseguirlo? Al final, creo que más que un reto laboral, es un reto personal, de cambio, de adaptación, de emancipación, de introspección, y pues al parecer de mejoramiento personal.
El lunes me cambio pues, pero sin llorar… Hahaha