Historia de un muerto

Nota: La verdad no recuerdo de que va la historia. No recuerdo por qué la escribí. Creo que fue basada en un compañero (historia no verídica, solo lo tomé como personaje). De sucesos que no sucedieron. De una vida que no llevé. Espero haber editado lo necesario para evitar problemas. Sino. Háganmelo saber hehehe. De hecho tampoco recuerdo por que lo escribí en capítulos =S


La clase que duró un día

Capitulo 1

La mañana había empezado como casi todos los días. Eran las 7:10 y los alumnos llegaban apresurados a la escuela. Las clases ya habían comenzado y yo todavía me veía bajando las escaleras para llegar al laboratorio de química. Tenia este extraño presentimiento de que no me iban a dejar entrar. Sin embargo me arme de valor y aun tratando de recobrar el aliento debido a mi esfuerzo por apurarme, toque la puerta del laboratorio y ya con la vista de todo el salón encima de mí, pregunte si podía pasar. Tras un gesto de disgusto el maestro accedió. No acababa de sentarme cuando un compañero volteándose a mí me corrió el chisme de que por motivos aun desconocidos, no iba a haber clase de física. La noticia me sorprendió. El profesor de física era una persona dedicada y muy estricta, incluso consigo mismo. Tanta exigencia hacia que grandes sospechas nacieran en mi cabeza cuestionando si, debido a las explicaciones ya dadas, el maestro fuera un retraído y agresivo o tan solo eran mis tontas suposiciones. Acabose la clase y empaque mis cosas dirigiéndome al laboratorio de física donde para mi sorpresa ya se encontraba el profesor. Con gran desilusión entre y desempaque mis cosas esperando el inicio de la clase. El maestro tenia un aspecto lamentable. Tenia el pelo todo desalineado y estaba sin afeitar. Entraron mis compañeros y con la misma desilusión que yo, tomaron su lugar para empezar la clase El maestro cerro la puerta del salón con llave y se dirigió a su escritorio. Ya los alumnos estaban cuestionando de dichas acciones tan inusual, cuando el profesor sacó de debajo de su escritorio una caja larga. Preparó sus cosas y empezó a dar clase como si nada. Ya habían transcurrido 15 minutos de clase cuando el director toco la puerta y con un tono de voz agresivo exigió al maestro que abriese. Este, encolerizado por la interrupción, dirigiose a la caja y sacando un instrumento, que nadie tuvo suficiente tiempo para distinguir, se coloco frente a la puerta. Un ensordecedor sonido llenó la clase. Un agujero había quedado en la puerta y detrás del orificio se podía admirar una mancha roja en la pared. Tras esta acción el maestro quito el cerrojo y allí yacía el director y apuntando con el objeto a la cabeza de este, baño el pasillo con una ola roja. El pánico se había apoderado de la clase. Tal aire de confusión y horror llevo a reaccionar al maestro rápido y tomando a una de las alumnas, dominada por el pánico, por el cuello, apuntase el cañón del arma a la pierna de la chica y sin una seña de remordimiento jalo el gatillo segmentado la pierna de la joven en dos. De esta manera logrando recobrar la atención del tan horrorizado salón, amenazo con seguir privando a la chica de cada una de sus extremidades si el salón no se comportaba y obedecía las ordenes que él daba. La chica delirante, aun bajo el brazo del maestro disponía a desmayarse ya fuera por el dolor o por el horror de ver la mitad de su pierna en el suelo sobre un charco rojo. Una vez habiendo dominado el terror del salón, tiro el profesor a la chica a un lado del ensangrentado e irreconocible cuerpo del director y cerrose la puerta nuevamente con llave, llenando el aire con un aroma o miedo y angustia. Dirijose el maestro a su lugar y tomo asiento aun con el arma entre sus brazos, como tratando de conseguir un sentimiento de seguridad al tener el poderoso cañón consigo. Aun puedo recordar el horrible ambiente. Cada alumno manifestaba su desesperación a su manera. Algunos apretaban las manos y cerraban los ojos como intentando imaginar que todo era una horrible pesadilla. Tal vez una conectada con el lado más obscuro de su imaginación. Pero el destino había manipulado las cosas para pintar una sangriento paisaje sobre el lienzo del tan incierto futuro de los chicos. Ya había empezado a sonar el teléfono del laboratorio. Sin embargo el maestro se encontraba paralizado, con la cara tensa por la desesperación, aun tratando de calmarse…

Capitulo 2

Todos seguían sentados en sus lugares. ¿Qué hacer? Después de un momento una chica, ya habiendo perdido la sensatez y el control sobre mi misma, levantose de su lugar, y corriendo, tratose de alcanzar la perilla de la puerta a lo que el maestro reaccionó con mayor velocidad y usando la culata del arma como una basta, empezose a golpear a la tan frustrada muchacha de una forma brutal. Podía verse la evitación del profesor, evitación provocada por el gusto de su enferma mente por ver sangrar y sufrir a la pobre criatura. Aun no puedo quitarme los gritos de mi compañera de la cabeza. Tan intrigantes, tan llenos de angustia viendo que golpe a golpe se le iba la escapando la vida de entre las manos y nada podía hacer para evitarlo. Golpe a golpe se abrían mas las yagas en su piel. Se podía escuchar, ver impacto tras impacto que los huesos se rompían y la piel se abría derramando la sangre de la chica. El maestro no lograba mas que motivarse mas al ver el lamentable estado en el que estaba dejando a mi compañera. Tras unos minutos de estar golpeando ese ya destrozado, deforme y ensangrentado cuerpo, el maestro paró, al igual que los gritos de los que yo podía deducir era mi ya difunta compañera. El maestro parecía haber saciado su sed. Limpiose la sangre de sus manos y cara con un pañuelo negro. Color bastante impaciente dadas las circunstancias. Guardo el pañuelo nuevamente en su bolsa y regresose a su asiento al frente del salón. El terror, más horrible posible de soportar se había desatado, el terror psicológico. Ya el sufrimiento era mental. El único rincón en el que pudimos habernos escondido era en nuestras mentes. Pero ahora nuestros miedos habían ocupado nuestro refugio. Nuestro peor enemigo ya no era el enfermo maestro sino nuestra propia imaginación que amenazaba con comernos por dentro al menos que el pánico no se apoderaba de nuestras cabezas…

Capitulo 3

Ya había comenzado lo peor. Aun limpiaba su rostro y sus manos el maestro cuando alguien empezó a tocar la puerta del aula. Rápidamente tomose el arma y corriose a la puerta gritando “¡No me interrumpan, estoy dando clase!”.

En respuesta la gente detrás de la puerta, los cuales asumo eran negociadores policíacos, gritaron: “Profesor, ya han pasado mas de 45 minutos y la clase ya debería de haber terminado, ¿Por qué siguen adentro sus alumnos?”. Ya todos comprendimos el esquema que la policía trataba de seguir de manera en que pudieron liberar a los rehenes. Nuevamente uno de los negociadores tomo la palabra: “Sr., su siguiente grupo debe de entrar a clase, pero ellos no pueden hacerlo si usted esta allí encerrado con su otra clase, ¿Por qué no deja ir a los chicos y abre la puerta para que pueda pasar su siguiente clase?”. Parecía que una pequeña luz de esperanza había iluminando el rostro de todos nosotros. Sin embargo el maestro se aferraba al rifle y caminaba de un lado a otro como un león encerrado mientras trataba de encontrar una respuesta a las preguntas de los negociadores. Tras un momento y a gritos inseguros respondió el profesor: “¡Lárguense!¿A mi no me engañan? ¡La clase no a terminado ya que el grupo aun no entiende el problema! ¡No pueden salir hasta que todo haya sido entendido!” Corrió y tomo a uno de mis amigos por el cuello y apuntando a su cabeza lo levanto y lo paro frente a la puerta y entonces grito “¡¿Creen que este chico comprende?! ¡Que el se los diga y les explique todo si es que de verdad a puesto atención!”.

Volteo al alumno haciéndolo ver hacia la puerta y aun apuntándole al cráneo le pregunto: “¡¿Comprendes el tema imbécil?!”, a lo que el muchacho respondió asustado e inseguro “Sí”. El maestro sorprendido dijo con gritos rabiosos “¡Explícamelo!”. El chico se mantuvo callado con lagrimas en los ojos a lo que el maestro en respuesta jalo el gatillo volando los sesos de mi compañero por todas partes. Al momento los espantados negociadores gritaron “¿Maestro? ¡¿Qué ha hecho?!” El maestro regresó a su lugar se sentó y mirando a la mesa susurro; : “Lo he castigado…”

Capitulo 4

Los negociadores seguían sin obtener respuesta. Tras muy persistentes intentos por recobrar el dialogo escucharon al maestro gritar “¡Una mas de sus interrupciones y los chicos y ustedes han de lamentar el castigo que a mis alumnos espera por interferir con mi clase! ¿Lárguense y no vuelvan o he de seguir manchando las paredes del salón con la sangre de estos estúpidos!! La clase no había de acabar hasta que todos hubiésemos entendido el team que el maestro nos exponía pero del cual yo ya sabia el titulo; “La Muerte”.

Tras muchos intentos por comprender la mente tan enferma de mi profesor, me empecé a negar en creer en mis conclusiones las cuales pintaban que el resultado a la ecuación de mi tan retraído maestro, era la tumba al cuadrado.

Las cosas no iban bien. Yo ya había descifrado casi todo excepto por una cosa, el orden en el que íbamos a morir. El profesor todavía se encontraba sentado al frente del salón, sin decir una palabra, sin realizar un movimiento y aparentemente sin pensar. Hubo una hora de silencio. Un momento de paz del que sabíamos unos momentos de terror seguirían. Tan solo estábamos allí sentados esperando que lo peor pasara de una vez por todas. Muchos mirando al suelo dejaban que su imaginación les jugara las peores tretas. Podía verse como algunos podían sentir el arma apuntando a su corazón unos instantes antes de que el gatillo fuese jalado.

De repente la cara del maestro enseñó una sonrisa cínica. Levantándose de su lugar y cargó el arma con unos cartuchos que traía en la bolsa de su chamarra. Y, tras haber dejado el arma lista para privar a alguien más de su visa, tomose la guillotina que hay en el salón para partir papel, y desamándola, quedose el maestro armado con la escopeta en una mano y la cuchilla en la otra. Seguro de lo que iba a hacer se dirigió al alumno más cercano a su lugar…

Capitulo 5

Aproximose el maestro al alumno más cercano. Un pobre chico que se encontraba en la primera fila del salo. Una vez a la distancia debida, el profesor tajó la cara del muchacho como si este fuera una sandía. El muchacho cayo en su lugar muerto mientras que el asesino centraba su amenazadora mirada sobre su próxima victima. Entre un mar de lagrimas, gritos y angustia, recorriose el maestro el salón encontrando a otro espantado alumno y así, el chico se le abalanzó encima al maestro tratando de probar suerte por saber su vida. Durante el forcejeo se escucho un disparo y para el momento en el que parecía que mi amigo yacía en el suelo con las entrañas desparramadas por todos lados. El ahora encolerizado profesor se levanto con un rápido movimiento y comenzó a disparar a cualquier cosa que se movía. En respuesta a esto me escondí debajo de mi mesa admirando la sangrienta perspectiva que desde allí tenia. El maestro iba matando a mis frustrado compañeros conforme estos corrían a la puerta tratando de salir del aula. Ya fuese de un disparo, que destrozase por completo a los chicos, o por un tajo, que los cortase de forma mortal, mis colegas iban uno por uno como moscas. Sin pensarlo mas agarre una hoja de papel que había en el suelo y empecé a escribirle una carta a mis padres.

“Seguramente ya saben lo que paso, pero esta carta no se las escribo para explicarles porque las cosas sucedieron así, sino para despedirme. Sé que ustedes le preguntaran a Dios porque me ha puesto en esta circunstancia teniendo yo una larga vida por delante. Tal vez estaba destinado que mi “larga” vida fuese corta. Tal vez fue nada mas una mera coincidencia con un triste final. Ya no hablemos de eso. Hubo muchas cosas que hubiese querido hacer. Muchas cosas que hubiese querido decir. Y lo que me da lastima es que al final, pensando que tenia muchos amaneceres por delante tras los que podía actuar, no hice nada ni dije nada. Perdóname.

Hoy es mi partida y me marcho lleno de ilusiones y esperanzas de cosas que no hice. Tan solo espero que haya una segunda oportunidad en esta u otra vida, en la que pueda pagarles por todo lo que hicieron por mí. Ya no me queda mucho tiempo así que me despido agradeciéndoles, por todo lo que hicieron por mi felicidad.

Los amo… “

Doble la hoja y la escondí debajo de la pata de una mesa con la esperanza de que algún día sea descubierta y entregada a mis padres. Para ese entonces ya no se escuchaba nada mas que los pasos del profesor en busca de alguien vivo. Me arme de valor y salí de debajo de la mesa esperando que el mundo tan solo se apagara tras su primer disparo.

Se me acerco caminando lento. Mirándome encolerizado, siguió aproximándoseme aun con las dos armas ensangrentadas en las manos, Levanto la cuchilla y ya que estaba a punto de acabar con mi desgracia, otro compañero salió de debajo de una de las mesas y corrió a la puerta del salón. El maestro giro lentamente y levantando el brazo apunto al chico. Con gran naturalidad disparo, dejándole un agujero en la espalda Volviose a mí y, allí nos encontrábamos, cara a cara, el cazador y la presa, mirándose a los ojos esperando ver la reacción de cada uno. Era como si la naturaleza hubiera acomodado ambos elementos sin asignarle su trabajo a cada uno. ¿Quién debía correr y quien debía atacar? …

Capitulo 6

“¿Qué voy a hacer contigo?”, me pregunto. Yo respondí: “¿Qué opciones hay?” Bajo la cabeza pensando y al volver la mirada hacia mí, dijo: “La opción uno es la cuchilla, la opción dos es la escopeta y la opción tres es… que me expliques lo que la clase enseñó el día de hoy”. “Maestro, el tema me resulta incierto más el castigo resulta ser muy claro” respondí, mientras trataba de convencerme de lo que iba a decir al respecto. Mis manos estaban temblando. Apenas podía mirar a los ojos al maestro. Sentía como de hacerlo, él fuese a comerme tan solo con los ojos. Armándome de valor dije: “El tema de hoy fue…”

Capitulo 7

“Profesor, yo no he de decir mas que lo que aprendí. Hubo muchas cosas que me quedaron muy claras hoy. Me he dado cuenta que la vida puede cambiarnos todo en un segundo. Puede quitarnos a nuestros amigos y privarnos de volver a ver a nuestros familiares en un abrir y cerrar de ojos. ¡También he concluido que la vida es una mierda! Me he levantado durante 13 años de mi vida siguiendo la misma monotonía de rutina, tan solo preparándome para vivir pero resulta que no voy a llegar a tanto. Me he pasado todo mi preciado tiempo, o al menos gran parte de él, empapándome con conocimientos que nunca utilizare ya que sé que hoy no voy a pasar. Y al estar frente a usted diciendo todo esto nada mas intento ganar unos minutos mas de vida con el fin de que en ese lapso de tiempo pueda valorar mis últimos respiros y tratar de recordar todo momento hermoso que pueda llevarme al cielo, si es que tal cosa existe. También aprendí que el sufrimiento de uno puede ser la semilla que eche a perder la cosecha de otros. Entonces tan solo concluyo que: ¡La vida apesta!”.

El maestro empezó a reír. Yo no sabia como actuar, mis ojos estaban llenos de lagrimas pero yo no pensaba llorar por mi vida. El maestro cambio repentinamente su risa cínica y fuerte en un llanto profundo y cortado. Se dio la vuelta y lentamente se dirigió a su escritorio de donde saco un fólder con fotos y con voz fuerte me dijo: ¡¿Tu que sabes de sufrir?!, ¿¡Tu que sabes de la soledad!?”.

Me sentí muy extraño después de haber escuchado esas palabras ya que por un momento sentí una gran lastima por aquel profesor que yacía sentado en su escritorio seguro de que estaba en su escritorio seguro de que estaba solo en el mundo. Repentinamente volvió a hablar: “Pase toda mi vida tratando de alcanzar mis metas esperando que un día pudiera compartir mis logros con alguien. Pase años tratando de compartir esos logros con jóvenes como tu, tratando de enseñarles cosas mas allá de los aspectos científicos. Y, un día, alguien inventa que yo he abusado de una alumna con la intención de joderme y para antes de que pueda darme cuenta, pierdo mi trabajo, la confianza de mis alumnos, y a mi esposa. ¡Todo por un chisme inventado porque alguien que pensó que iba a ser una buena broma!. ¿Te parece justo?! Me quitaron todo por lo que luche en mi vida. Y, lo peor es que me lo quito la gente en la que yo mas confiaba; mis alumnos. Mi familia siempre me trato como mierda. Mi padre era un ebrio y mi madre una puta. No recibí nada de ellos que no fuera golpes e insultos. Todo lo que logre, lo logre solo, son el apoyo de nadie. Es por eso quería enseñarles todo lo que pudiera, para que nunca tuvieran que pasar por situaciones difíciles sin estar preparados. ¡Les ofrecí mi confianza y ustedes me escupieron en la cara!.

Es por eso que he liberado al mundo de ser victima de ustedes, ya que no pienso dejar a ningún maldito traicionero alumno con vida. No mientras yo viva… “.

Capitulo 8

El maestro cerro el fólder de un golpe y lo guardo en su portafolio con gentileza. Después de haber hecho esto, se quito las lagrimas de las mejillas con la mano y se puso nuevamente de pie con la vista clavada sobre el escritorio donde yacían la escopeta, unos cartuchos, la cuchilla y su portafolio lleno de sus preciados recuerdo. Yo no sabia si sentir miedo o lastima por el profesor. Me estaba preguntando a mí mismo si yo hubiese podido concebir una traición tan inesperada en el lugar del maestro. Comprendía perfectamente que el profesor estaba sufriendo pero no me podía imaginar cuanto. De pronto, mis pensamientos se vieron interrumpidos al ver que el maestro volvía a empuñar la cuchilla en una mano y la escopeta en la otra. Se volvió hacia mí y me dijo: “Es hora de partir…”. Tras decir esto me pidió que me acercara a su escritorio. Tembloroso y a pasos cortos, hice como él me había pedido. Ya una vez frente a la mesa, con la vista fijada en el verde pizarron, me prepare esperando que lo peor ya pasara. Pero en ese instante el maestro, el cual se encontraba parado detrás de mí, levantó la escopeta y apunto a mi cabeza. Aun con el cañón pegado a mi cráneo, él dijo: “Lleva este portafolio a mi esposa y pídele que me perdone por lo que he hecho pero no me queda otra opción”. Saco unas llaves de su bolsillo y bajo la escopeta. Tras este acto volvió a dirigírseme: “Vete ahora y haz lo que te pedí. Lamento haberte metido en todo esto pero el odio me ha cegado. ¡Así que márchate ya! ¡Quiero estar solo ahora!” Tome las llaves y el portafolio y, tras quitar el seguro de la puerta, salí del salón viendo nada mas de reojo como el maestro apuntaba la escopeta debajo de su barbilla. Una vez saliendo del salón, mientras caminaba por el pasillo, escuche un disparo. Seguí caminando por el pasillo hasta la salida llevando conmigo terribles recuerdos y lamentables noticias. Llegue a la salida y un policía corrió hacia mi con su pistola desenfundada, creyendo que el maestro podía seguir con vida. Me cargo y me llevo a la ambulancia para que se me administrara un calmante ya que mi cuerpo esta tenso y duro como una piedra por todas las emociones que aun corrían por mis venas. Ya adormecido vi que la esposa del profesor se me acercaba. Yo aun abrazaba el portafolio con fuerza. Una vez que la señora se encontraba a lado de la camilla en la que yo estaba recostado, le di el portafolio junto con el mensaje que se me había pedido que le dijera. Antes de caer en un profundo sueño, vi como la pobre esposa rompía en llanto abrazando el portafolio con fuerza tratando de tenerlo muy cerca de su corazo.

Capitulo 9

Desperté a la siguiente mañana en mi cuarto. Mi cerebro seguía siento bombardeado por los sangrientos recuerdo del día anterior. Todavía me sentía mareado por los calmantes. Mas tarde, tras una platica con mi familia, me entere que la chica que había acusado de abuso sexual al profesor seguía viva ya que por mera casualidad, ella y las malditas de sus mentirosas amigas, se habían escapado de la escuela para ir de parranda. Mi cabeza estaba a punto de explotar. No dejaban de llamar periodistas e investigadores para escuchar mi historia. No respondí ninguna de estas llamadas. Lo ultimo que quería era recordar lo que había pasado. A pesar de lo que había pasado opte por ir a la escuela al siguiente día. Pase una noche inquieta pero aún no lograba recordar que era lo que me mortificaba.. A la mañana siguiente me levante como si nada. Me vestí y siguiendo una rutina algo inusual a lo que yo solía hacer, empaque mis cosas así como la pistola de mi padre en mi mochila. Había tomado la pistola la noche anterior ya que me sentía mas seguro trayéndola conmigo a pesar de que mis padres no sabían que la había tomado. La quería conmigo ya que sentía miedo a que el pasado ocurriera de nuevo, Llegue a la escuela y me dirigí a mi nuevo salón con algo de inseguridad. Mi sorpresa vino al saber que yo no había sido el único al que habían reacomodado de grupo. La chica acusadora también había sido asignada a un nuevo salón,, el mismo que yo…

Capitulo 10

Entre a la clase y nuevamente las miradas de todo el grupo se habían posado sobre mí y sobre la chica. Cada uno tomo sus cosas, paso al aula ya se sentó en su nuevo lugar. La chica se había sentado enfrente de mi escritorio. Todo el día mi atención se desvió de las clases y se centro en toda las “pendejadas” que esta chica inconsiderada e hipócrita, así como ignorante decía. No se habían cumplido mas de dos días del incidente y esta muchacha ya bromeaba y se burlaba del incidente. Sus comentarios, tales como: “Que maestro más enfermo, que bueno que se suicido…”, “Seguro ha de haber sudo un pobre bastardo que le dio por querer ganar fama con sus salvajadas”, “Que bueno que ayer no vine, me la pase mejor en el antro”, estos comentarios me estaban haciendo explotar. A la desgraciada nunca se le había ocurrido que ella y sus falsas acusaciones habían sido las responsables del trauma del profesor. Y sus comentarios no dejaban de dañar mis tímpanos. Ella no dejaba de hablar como si fuera una experta de lo que pasó.

Ya llegando al final de la ultima hora ella dijo “Que bueno que lo corrieron por mi broma”, acto seguido, introduje mi mano en la mochila, saque la pistola y le dispare a la cabeza volándole los sesos y callándola por siempre. Después de esto, ya con el salón en pánico me apunte a la cabeza y jale el gatillo.

Capitulo 11

No sé de donde salieron estas palabras.

No se como se supo esta historia.

Puede que tan solo sea una historia que susurran las paredes de las aulas.

Puede que tan solo sea un alma en pena.

Puede que muchas cosas…

Yo estoy muerto…