Deshonestidad Académica
Disculpará el lector si llega a ofenderse, no siendo ésta la intención del texto. Ofendido como persona, mexicano, estudiante universitario, etc, ya que éste texto no refleja el pensamiento del autor, sino la zozobra y sollozos de un alma aflijida, que posiblemente ante los ojos de un cuerpo corrupto podría ser malinterpretada.
El ser humano es por definición autodestructivo. Ya que el copiar es un acto de autodestruccion se confirma la hipótesis. El que hoy en divisiones copie, mañana reprobará diferenciales, el que copie en diferenciales reprobará en integral, ¿y qué espera al alumno en sistemas dinámicos si copia en integral?
Es una acción autodestructiva, ya que el profesor no es el más afectado, sino el alumno. Pero esta misma acción representa una importante reflexión acerca del diálogo maestro-alumno, importante por dos situaciones, la determinista geográfica y la personal.
Por un lado el copiar una respuesta o plagiar un trabajo, entiendase por plagio el copy-paste de wikipedia, está representando un mal diálogo alumno-maestro. Esto se puede conceptualizar pensando en la razón por la que el alumno tiene la necesidad de copiar, ya que esta necesidad puede responder a que el alumno no puede, no quiere o no le interesa aprender. Si el alumno no puede aprender, es responsabilidad del profesor auxiliarlo para la resolución de esto. Si el alumno no quiere o no le interesa aprender, su razón justificada tendrá, pero una vez más, es responsabilidad del profesor motivar al alumno a que desarrolle un interés veráz por la clase. Un interés veráz por la materia genera que el alumno aprenda con mayor facilidad, se tenga una clase más dinámica y por consiguiente se evita completamente la necesidad del copiar.
Por otro lado la acción de copiar representa un determinismo geográfico, esto se refiere al tipo de modelo educativo que se emplea en México. Como se expresó en otro ensayo, el alumno mexicano estudia porque debe, no porque quiere, es decir, no existe una convicción sino una imposición. Segundo y más importante, es el hecho que el alumno mexicano viene a que le enseñen en vez de a aprender. La finalidad del profesor no es enseñar, es guiar. El que quiera que se le enseñe, que vaya a una institución de adiestramiento canino.
En otras partes del mundo, como en Alemania, los profesores no tienen la necesidad de preocuparse por el copiar, ya que se implementaron modelos sumamente interesantes y dignos de estudio para “mexicanizarlos” (cosa que se está llevando a cabo por este humilde escritor) y aplicarlos. Éstos modelos unidos a una constante y verdadera noción de autorespeto, evitan que los alumnos copien en examenes e inclusive, hacen que el alumno esté conciente de su propia naturaleza como persona inteligente y honrada y evita por cualquier medio el plagio y la copia en exámenes o tareas (es mirado como bicho raro el que osa pedir la tarea para copiarla, se prefiere un grupo de estudio, donde aún cuando sean tonterias, se expliquen detalladamente a la persona que se le conflictua el tema).
Como se dijo anteriormente, también es de primordial importancia y responde al segundo punto, el concepto personal. Toda persona tiene valores, cualidades innatas que nos hacen tratar de alcanzar un bien objetivo que nos ayuda a perfeccionarnos como tal, los conceptos sociales de valores cambian según los factores del contexto en que se aplicó el valor. Pero la conciencia, es un hecho que ningún ser humano puede soslayar. El hecho de copiar queda, a final de cuentas, en la conciencia de la persona. El copiar o dejar copiar no nos forma como mejores o peores humanos. El fin que se persigue con esto es lo que genera la repulsión al hecho. Frase más usada “El fin justifica los medios”, pero incorrecta. No es la justificacion de la acción a través del fin lo que debería buscarse, sino justificar el fin, ¿en verdad el fin es justificable?.
¿Pero podemos justificar nuestro fin? Naturalmente no, ¿quién aparte de nosotros entendería por qué lo hicimos?. El alumno que copia tiene sus razones para hacerlo. Se desveló en una fiesta y no estudió, no asistió a clases y no tenía apuntes (el simple hecho de copiar los apuntes por no haber asistido a la/s clase/s es un acto de deshonestidad, al hacer uso del material ajeno para reparar una acción mala, es quitarnos la responsabilidad nosotros mismos de nuestros actos. Si tuvimos un accidente automovilístico y no pudimos llegar a tiempo a la clase, estaría entonces justificado ipso facto el usar otros apuntes?), es tonto y no entendió, esa materia no se le dá, se siente más seguro (entiendase por más seguro, al alumno que “compara” resultados cuando los tiene correctos, pero su inseguridad no le permite confiar en sí mismo. Hecho comprobado fehacientemente, los examenes estresan y es un pésimo método de medición de conocimiento), y una infinidad de razones más.
La deshonestidad académica también responde a un problema de comunicación profesor-alumno. El profesor cree que sus alumnos son genios y el alumno cree que no sabe nada. Hasta que se llega, por un lado, al punto de decir “Para que estudio, si de todos modos reprobaré”, y por el otro lado la falsa concepción de “No importa, prefiero un 0 a copiar y sentirme culpable, deshonesto o mi conciencia me mate”.
El decir que uno copió tiempo después, no es un acto de valentía u honor, más bien un acto de cinísmo culposo, al querer justificar o disculparse internamente, sanando así la conciencia denunciándose, pero ¿Por qué no se reveló ante las autoridades en el momento en que recibió su resultado?.
Este último punto es de primordial importancia, porque aún cuando se mencionó anteriormente que es muy importante la conciencia para no tener el pensamiento deshonesto de copiar, tambié es muy importante recalcar o hacer notar, que la conciencia no debe ser considerada como una consecuencia del acto, sino más bien una prevención del mismo, es decir, si no se copia por el hecho de decir “No me sentiría bien” se tiene un pensamiento de “No lo hago porque hay un castigo”, y se regresa uno a la premisa máxima de éste texto, no hay convicción. Más bien un acondicionamiento de decir “Me dijeron que está mal, yo lo hice y otros no, yo soy malo, los otros buenos, pero no sé porque, sólo eso me dijeron”. ¿Pero quién dijo que estaba mal?, ¿Si lo normal fuése copiar, no estaría entonces mal visto el ser honesto?, ¿Si la tasa de deshonestidad académica está creciendo rápidamente, no sería entonces lo normal copiar?, siendo así pues, que ser honesto es incorrecto. Por el otro lado, si se considera a la conciencia como “No lo hago, porque no quiero” se recurre a pensar en la conciencia como un montón de experiencias que forman una medida para las acciones que efectuemos.
Así bien, con este discurso, se regresa a la pregunta de como evitar la deshonestidad académica, y yo más bien preguntaría ¿Sé puede evitar la deshonestidad académica?. ¿Es un hecho factible o simplemente como la democracia de Platón (de la multitud), algo que existe únicamente en los libros?. Más bien sé debería considerar a la honestidad académica al 100% como una utopía demócrata Aristotélica (de los más). Al pensar en la honestidad académica, se debería de pensar en una campana gaussiana, alguien podría demostrar que en cualquier estadística no existe siempre una campana? ¿Existiendo la mayoría y la minoría?. Pensando así se concluye, sin cabida alguna a la duda razonable, que la honestidad académica es un hecho que existió, existe y seguirá existiendo.
Basta contemplar ejemplos de matemáticos que plagiaron resultados a sus estudiantes o ejemplos de matemáticos cuyo orígen de sus teorías no se tiene aún claro o a sabiendas se le atribuye a otro autor, para comprender que la deshonestidad académica es un hecho que lo atañe a tí, a mí, a todos, y el que nunca haya sido deshonesto académicamente, que lanze la primer piedra.
¿Deberían ser consignados los deshonestos académicos a las autoridades pertinentes?, ¿Quiénes somos nosotros para juzgar?, ¿Quién podría determinar que mi razón para copiar es mejor que la de otro?, ¿Quién soy yo para decir que copiar está mal?.
Si el alumno recurre a plagiar un artículo del rincón del vago, ¿cómo puedo ignorar el hecho de que posiblemente mí tarea es estúpida?, ¿o cómo puedo ignorar la posibilidad de que el alumno rechaze categóricamente mi materia por falta de interés, evidentemente, no transmitido por mí?.
Como conclusión, hace poco me preguntaron “¿Qué es mejor, un maestro que sepa mucho y no sepa enseñar, o un maestro que sepa poco pero sepa enseñar?”. Mi respuesta fué sencilla y contundente: “El que sepa mucho, aunque no sepa enseñar”, ahora puedo agregar, “y que me motive. ¿Y cómo me motivará si no sabe nada?”
A estas alturas sería importante hacer una analogía a frase tan sonada y pronto más popular que la de Benito Juárez (que por cierto, es irónico mencionar que es casi un hecho que la frase que lo inmortalizó, la plagió). Al profesor o alumno que le quede alta la vara, que renuncie. Es tan deshonesto y corrupto el profesor que imparte sin interés o motiviación una clase porque tiene que comer, como el alumno que asiste a la escuela por obligación social y/o paterna y no por una convicción propia.