Brim II

Sentía como unas frágiles manos se enroscaban en mi cuello, como si fuera una serpiente temerosa. Sus manos temblaban de miedo me imagino, cálidas como un sol de primavera, lentamente su odio se sentía en sus calidez, sus extremidades se sentían como si besaran mi cuello, y con lentas caricias lo estrujaban. No podía resistirme, estaba inmovilizado, perplejo, atemorizado. Si hubiera sido cualquier otra persona, podría haberlo superado, pero porque explicitamente ésta?. Mi fustración por la traición me hizo desvanecerme lentamente de éste frágil cuerpo terrenal, sólo para no sentir más su suaves manos quitarme el aliento, que le hubiera regalado con tan solo pedirmelo, así como le había regalado tantos suspiros, por tan sólo pensar en ella.

Creo que antes de continuar con mi lento y tortuoso asesinato, sería interesante o al menos productivo, que comenzara por el principio.
Yo me llamo Red Tzerke, diría que vivo en todos lados pero no sería totalmente cierto, vivo en mis pensamientos sí, pero si se refieren a mi cuerpo, pues habito la ciudad de México. Esa ciudad que llaman de la esperanza, pero a mi me gusta recordarla como de las sobranzas. Actualmente estudio, pues es lo que me „forjará para que en el futuro sea una gente de provecho“, pero dejemos a un lado mi historia, que no es el punto del recordatorio, sino hablar de porque me encuentro en esta situación.

Haré un pequeño bosquejo de lo que fué y de lo que es, sin perderme en el tiempo, que es algo que obviamente no tengo ahorita. El tiempo es relativo, tan falaz, hoy esta y mañana no. Hoy es, para mañana desaparecernos. Algo tan inverosímil nos quita la calma y a su vez nos llena de júbilo. Obviamente ahorita me quita la calma, como si no pudieran darse cuenta, pero aquellos bellos momentos de admiración, simplemente parecian eternos y me llenaban de júbilo. Cuenta la leyenda, que yo vivía recluido en mis pensamientos hasta que una fuerza indomable, que la mayoría de la gente gusta de llamar amor (por no tener un mejor descripción, nombre o definición), se postró en mi mente, y como goma borró todos mis pensamientos ajenos a ella, tomó mis ojos y solo me hizo recordarla a ella, sin objeción alguna se apoderó de mis sentidos y me obligo a no sentir más que su presencia. Era su esclavo sin siquiera ella saberlo, era su fiel seguidor sin siquiera ella notarlo, era su todo sin siquiera yo ser algo.

Después de tantas cursilerias, continuo detallando lo que acaeció sobre mi sino menoscabado. Después de tanto admirarla, tanto quererla, tanto todo. Me dispuse a planear la estrategia, a discutir con el señor su plan maestro para adelantarme a ella y conquistarla con mi ausencia. Y en verdad así fue como sucedió. Comencé a hablarle mientras ella me ignoraba, comencé a admirarla mientras ella se ausentaba. Sólo quería me mirara, pero ella solo desaparecia. Y así continué por los dias. Ella ignorandome y yo amándola en secreto.
Habría que describirla? Sería oportuno. ¿Qué puedo decir de ella? Para mí ella era una semidiosa, descendiente de la mismisima Venus. Inteligente como gato, atractiva como una gacela, risueña como hiena, voz angelical que solo canarios chinos podrían igualar.
Mi amor por ella era incontenible, seguí admirandola. Cada día que pasaba, simplemente me sentaba a verla, su cabello largo dialogando con sus hombros, su cara una delicia a la vista. Pero mientras más arena por minúsculo orificio se escabullia, más era mi desesperación, hasta hoy que tuve ese fatídco sueño.

Generalmente no sueño, o al menos no recuerdo. Pero el día de hoy, la vida quería reirse de mí. Todos somos carne en descomposición, pero hasta hoy, recordaba cuan podrida era mi mente. Y no es que el sueño haya sido horrible, o absurdo, fue lo suficientemente verosímil como para ponerme en esta situación.
El sueño ocurrió de la siguiente manera. Yo iba rumbo a un antro, mientras leia un periodico, cual antro? No recuerdo. Uno de esos lugares obscuros, donde los gritos de los pensamientos se mezclan con los sonidos de la musica, esos lugares que cuando sales, los baladros de las ideas aún retumban en los frágiles oidos clamando atención. Tétricos emplazamientos de oscuridad, donde la maldad de las sombras se mezclan con la inocencia de las personas. Sitios que hacen olvidar al hombre de donde viene y a donde va, lugar que reduce las horas al igual que los pensamientos, la bondad se oculta asustada mientras da paso a lo mas sucio y bajo del hombre. Pero aún así, en ese mismo lugar me encontraba yo, rodeado de todo eso y mas. Puesto que aunque era fuerte la música, mis pensamientos por ella eran mas fuertes que mil tambores de guerra, mas sonoros que cualquier decibel que alcanzara un sonido creado por el hombre. Esos pensamientos eran los latidos de mi corazon lamentando sus heridas infligidas por el amor no correspondido. Entré al antro asustado por lo que ocultaba aquel manto negro de incertidumbre. Llegué a una
mesa, casi en automatico, no recordaba porque, o mas bien no sabia, pero aun asi, segui mecanicamente.

Tomé asiento en la orilla de aquellos colchones que parecian un mar de tranquilidad en un mundo de tormentas. No recordaba que hacer, solo sabia que ahi debia de estar. De pronto entre mi perplejidad se acerca aquel demonio, vestido de negro como la noche, oscuro como sus intenciones. Mientras más se aproximaba mas rapido latia mi corazon. Sentía pánico de lo que sus saetas de corrupción disparadas por su lengua pudieran hacer a mi raciocionio. Sin mas se acercó a mi, se sentó en mis piernas, sentía el sudor frio salir por mis poros, mientras el calor de las llamas de aquel infierno evaporaba cualquier intencion de huir. Me empujó hacia atrás y se recosto sobre mi. Instintivamente cruce mis brazos en su cintura. No sabia que hacia ni porque, era como estar bajo el poder de su pensamiento, ella me controlaba sin siquiera pensarlo. En ese instante la musica cesó, veia la gente moverse a mi alrededor, ignorandose unos a otros, como es costumbre. No me percataba de ningun otro sonido, mas que el de su melodiosa voz, esa voz que me hacia subir al cielo con falaces alas, hasta morir quemado por el calor de la pasion, y caer sin rumbo fijo a la nada, de donde ella me habia rescatado.

„Hola, ¿cómo estás?” – preguntó, como si le importara.
“Bien gracias, y tú?” – no sabía que mas preguntar, mi mente estaba en blanco, solo seguía el dialogo de su obra.
Tomó un sorbo de su bebida morada. No se si vemos colores en los sueños, pero ella se encargó, que aún cuando no los vemos, lo recordara como si hubiera estado ahi. Parecia un antiguo hechizo.
“Oye, te gusto verdad?” – preguntó soltando el cuchillo sobre esa herida de antaño, que el tiempo intentaba curar, no habia que dejar que sanara. Mientras, giraba lentamente su cara hacia la mia. No podia ocultar mi sorpresa. Tanto tiempo pensando en que respondería cuando hiciera esa pregunta, y ahora que la habia hecho, me encontraba en blanco, sin nada, mas que el dialogo programado por ella en mi mente.
“Si” – Respondí con temblorosa voz, no habia mas que decir, era mi unica verdad desde hace tiempo. Intenté añadir algo, pero mi lengua estaba vacia, mis ideas secas.
“¿Sabes que no tienes probabilidad conmigo verdad?” – Preguntó encajando mas la daga donde
ella sabia dolia.
Pero no pude evitarlo. Mi pensamiento se libero de aquel hechizo, había dicho algo exacto o mas bien exactamente incorrecto. Era probabilidad la palabra correcta?. Porque no uso posibilidad?. Sabrá calcular probabilidades?.
“90% es poco, 99% es mucho” – pensé – “Pues diría que un 98% de seguridad que no tengo alguna” – mi pensamiento se detuvo, tenía que decirlo. Como pez en el agua trate de articular – „posibilidad.” – a duras penas pude decirlo, pero era el único golpe sarcástico que podia asestar contra su malicia. Quize añadir algo más matmático que habia leido en el periodico de camino, pero para que?
Su cara a escazos centimetros de la mia, me recordaba lo cercano que iba a poder estar con ella, y a su vez, la fatidica manera de destrozar todo aquello que por ella construi. Mi castillo de arena, se vio menguado por la furia del oleaje de sus ruines palabras.

En la mañana cuando desperté de este sueño, mi mundo giraba, aun me sentía sumergido en aquel oleaje de oscuridad. Me levante a hacer mis actividades cotidianas, hasta que llegue al momento en que ahorita me encuentro. Así que para no olvidarnos de mi cuerpo, regresemos a donde estabamos, unas tersas manos asfixiandome. Como se podran imaginar, esas manos no eran las mias, por si creian que en mi locura me autoasesinaba. En efecto, esas manos eran las de ella. Por qué estaba en esta situacion, es algo que tampoco recuerdo. Sólo recuerdo como me sumergia en mi bañera mientras lloraba mi tragedia, que ni era tan trágica, pues no habia sucedido, pero bien sabia, era la realidad. Casi podría llamarme emo y burlarme de mi mismo si pudiera verme.
De pronto como galerna, el aire fluyo a mis pulmones con gran violencia. Abrí los ojos que habia cerrado para recordarla como aquella bella criatura, victima de mi amor. Una figura blanca se inclinaba sobre mí. Pensé por fin habia muerto por aquella persona que tanto amaba, ver esa figura me recordo a un angel blanco, aunque para mi el único angel existente era mi angel negro de estimación. Lentamente el sonido volvía a mí y escuchaba como las palabras se filtraban en mi mente.
“Está usted bien?” – preguntaba aquel misterioso ángel – “Me escucha?” – repetía, como si yo estuviera sordo.
Estaba mojado, no se por qué razon, pero no sordo.
“No se preocupe señor, ya llegamos” – repetia la tranquila voz – “Lo llevaremos al IMSS” – le decía éste ángel blanco a mi angel negro. No sabia que me llenaba mas de preocupación, saber que iba a ir al IMSS o que mi angel de la muerte estuviera presente.

Camino al hospital sólo pude ver entre tanto blanco como mi pensamiento llenaba todo de rojo. Ese bello color. El color de la pasión, del amor, de las llamas entre dos personas… el color de la sangre. Y entre tanta vehemencia solo escuche decir a mi angel de luz: “Saca el no se que, dale 10 ml de aquella cosa, se nos va”. A donde podria irme si aqui estaba?.

Entonces comence a recordar lo que habia sucedido. Después de hacer mis actividades cotidianas, me habia dispuesto a meterme a bañar, pero para soportar el dia, habria que relajarse antes de salir a el. Mientras en mi tristeza y desesperacion, me sumergi en el agua, para que mi amada no escuchara mis gritos donde fuera que estuviera. Tomé lentamente ese pedazo de luz, tan pequeño y al parecer tan frágil, pero a su vez tan poderoso. Y lentamente deje jugara con mi piel, recorriendo mi cuerpo. Llenandome de esa luz reveleadora y absolvedora. Cada salto que daba me llenaba de satisfaccion, sentirla como recorria cada fibra de mi piel, cada vez acercandose mas a su destino. Recorrió mis muslos, mi vientre, mi cuello, mi pecho, la satisfaccion era demasiada para hacer esperar a mi amada, asi que tome aquel fulgor que me exculparia de tan infausto amor. Y de un solo funesto golpe, mis pensamientos por ella se destruyeron como espejos rotos. Tirados alrededor mio, reflejando mi patetica existencia.
Pero de que sirve existir, si para ella no fuí nada.