Brim 4: Soñandote

„¿Por qué me alejo de esa luz?“ – dije desconcertado.

„¿Es acaso esa luz, de la que tanto hablan cuando uno muere?, ¿Eso quiere decir entonces que estoy muerto?“

Mi cabeza daba vueltas, me sentía cayendo dentro de un remolino de dudas. Continuaba cayendo sin piedad. Los golpes de mis pensamientos durante la caida parecian dagas encajandose en mi mente, en mi cuerpo, en mis extremidades. El dolor me consumia, no me dejaba pensar. Cerre los ojos eperando con ansias el funesto golpe del destino en que cayera al suelo, matando asi mis pensamientos.

La ironia no se hizo esperar y senti aquel golpe de absolucion. Pero volvi a sentirlo en un ritmo recurrente, abri los ojos y me encontrada rodeado de unas personas de blanco. La luz cegaba, sentia como s hubiera vuelto a nacer, no conocia a nadie. Voltee a todos lados, buscando algo, como bebe buscando el seno materno. Como siempre, no sabia que buscaba, pero si sabia ahi no estaba. Comence a desesperarme, a tratar de moverme, pero estaba inmovilizado, no podia mover nada, no sentia nada. Mire a la persona que estaba sobre mi, no podia hablar, pero leyo en mis ojos mi duda. Se limito a bajar la cabeza y alejar la mirada de mi. Sin decir nada ya me habia respondido, condenado a la desgracia. Sin importar lo inverosimil del asutno, no podia recordar nada. No sabia donde estaba, ni como habia llegado ahi, no sabia quienes eran. Observe como aquella persona de blanco miraba fijamente mi brazo. Trate de mirar pero no lograba ver que miraba. La mirada comenzaba a ponerseme borrosa, los pensamientos se ocultaban de mi, no querian hablar mas conmigo, les gritaba pero no respondian, hasta que comence a cansarme. Lentamente mi mundo se oscurecia, no supe mas.

„Brim!!!“ – me levante gritando, sentandome en la cama. Mi respiracion era agitada, las ideas borrosas. Con la mirada ida en la pared mi mano tento mi otro brazo, subio por el, hasta que se encontro con mi muñeca. Mi dedo pulgar, que antes habia acariciado mi brazo, ahora era el juez de mis pecados. Mi dedo recorria con nostalgia la cicatriz de mi muñeca, añorando la felicidad.

Esta pesadilla siempre terminaba igual. Levantandome en la madrugada, sudando, jadeando a tocarme la cicatriz que me recordaba a ella, junto a la cama del hospital, con su sonrisa, repitiendo con sus ojos „¿Te acuerdas que te dije que nunca seria tuya?“.

El dolor de la herida era cada noche mayor. Me dolia caa vez que la recordaba. Sentia como si mi brazo se abriera y de el emanara toda la tristeza del mundo. Me encontraba abdandonad por la felicidad.

„Ech Stein, eck Stein. Alles muss verstecht sein“ – tarareaba en mi cabeza.

Una lagrima de tristeza nacia en mis ojos, recorriendo mi mejilla, preguntandome si asi se sentiria una caricia de ella. Caminando por mis labios, preguntandome si asi me besaria. Llegando a mi menton y cayendo sola al vacio hasta chocar con las sabanas. Cada noche me preguntaba porque era la caida lo uncio que sentia, el golpe de caer solo cada noche sobre mi cama. Limpiaba mi cara con la mano y volvia a recostarme, pero nunca podia volver a dormir, siempre veia su imagen en mi mente recordandome cuan bella es. Atormentandome hasta en mis sueños. Cada noche recordando su pregunta „Sabes que no tienes posibilidad conmigo verdad?“

Ya habia pasado un año y auns entia mi mano mutilando mi cuerpo. Aun dolian las heridas que ella causo, sin saberlo. Me levante de la cama mientras me aproximaba al refrigerado. Lo abri con la misma ilusion de siempre. Buscaba una cerveza, pero no habia, estaban vetadas de mi pensamiento. Tome el bote de jugo de naranja. Me disponia a tomar un vaso cuando alguien toco a la puerta. Mire el reloj sobre la mesa. Eran las 2:32 am.

Extrañado me acerque con cautela a la puerta. Mire, pero entre la oscuridad no se distinguia a nadie. Pense era una broma. Me alejaba de la puerta cuando volvieron a tocar. Enojado volvi y abriendola con violencia grité

„Quié….“ – mis palabras fueron ahogadas en seco por el dedo índice de Brim.

Me quede inmovil. Que hacia ella aqui.

„No me vas a invitar a pasar?“ – pregunto sinicamente mientras caminaba al interior del departamento, sin separar su dedo de mi boca, como un hechizo de antaño.

„Que bonita casa“ – exclamo.

„Departamento“ – corregi.

„Y qeu ha sido de ti? Te desapareciste“ – pregunto mientras me tomaba por la muñeca, acariciando con sus dedos la cicatriz que ella habia causado.

Mis palabras mudas pensaban que responder.

„Mmm por lo visto me comi tu lengua cuando entre“ – añadio mientras reia.

„Que grosero, no me vas a enseñar tu departamento? Ofrecerme algo de tomar?“ – sugirio de manera sarcastica, mirando todo el lugar buscando algo.

„Quieres jugo? No tengo nada mas“ – pregunte.

„Si hablas! Que sorpresa. Jugo esta bien, se que no puedes tener alcohol. De uva pro cierto. Me gusta el morado“ – respondio mientras se dibujaba una sarcastica sonrisa en sus ojos, como si supiera todo sobre mi vida. Cada detalle, cada pensamiento, hasta mis sueños oscuros.

Se encamino hacia la recamara mientras yo guardaba el jugo en el refrigerador, ahora caliente comparado con su corazon.

„Te estoy esperando“ – grito mientras golpeaba la cama con su palma.

Con terror me acerque a la recamara.

„Sin miedo“ – añadio a mis dudas como si escuchara mis pensamientos por sobre mis pasos.

Me sente a su lado sobre la cama. Como serpiente felina, escabullo su mano sobre mi pierna, ocultandola bajo mi playera. Sus dedos suaves como sus palabras, agiles como sus pensamientos, traicioneros como sus intenciones se dirigieron a mi pecho, acariciando mi herida sobre el corazon. Despues de jugar con sus dedos recosto su cabeza sobre mi hombro, exclamando nostalgicamente

„Ay tontito… Que querias hacer? Sacarte el corazon? Matarte? Ambas me pertenecen. Eres mio. Yo te poseo. Cada pensamiento tuyo yo lo puse ahi. Cada sentimiento tuyo es por mi. Cada accion tuya, es porque te dejo. Me perteneces“ – un escalofrio recorrio mi cuerpo.

Mis manos atadas a su pensamiento me impedian alejarla. Mis palabras atadas a su voluntad me impedian responderle.

„Bueno, como al parecer hoy no quieres hablar, me voy. Como siempre, fue un placer recordar que aun eres mio“.

Sacando su mano de debajo de mi playera se levanto de la cama. Su cabello lacio, como siempre, descansaba sobre sus hombros, enmarcando su bella cara, tan llena de inocencia superficial, imitada slo por un niño.

„Ah! Por cierto, no me gusta el jugo de uva solo, por eso te traje una botella“ – mientras la aventaba sobre la cama – „Que bonito es el morado no?“ – con un suspiro añadio como golpe final.

Mi mundo que habia construido se venia abajo. Cai de rodillas al suelo, tirando el vaso de jugo. Todo mi mundo se veia morado. Puso su mano sobre mi cabeza mientras la acariciaba.

„No te preocupes, no dejare te pase nada…“ – dijo mientras sonreia – „Que no quiera“.

Mi cuerpo se venia abajo, logre meter las manos. Estaba sobre mis cuatro extremidades, tirado, derrotado. Mis ojos se vidrearon, reconocian esas saetas que laceraban los sentimientos. Una lagrima queria nacer, pero para que? No queria morir por ella.

„Hay que bonito. Cuidado con mancharte con el jugo, el morado me trae malos recuerdos y a ti? Bueno me voy. No te preocupes, no te levantes, conozco la salida. Ah! Por cierto, no te vayas a terminar la botella tu solo. Guardame para cuando vuelva“.

Podia ver en el reflejo del jugo su sonrisa bellamente plasmada en su cara. Me senti por un momento feliz de ver aquella hermosura. Pense si eso mis habria sentido Da Vinci al dibujar esa sonrisa, como ella dibujaba ahora la suya en mi mente, y ver tanta belleza, o si su obra era tan solo la desesperacion de gritar lo que sentia.

Hace tanto que la habia visto, que habia olvidado como era. Cuan bella podria ser una hija de Venus. Alce la mirada y al vr su cara observe su pristina belleza, el dulce veneno del amor, y como en ella, la unica sonrisa, era la del desprecio. Lentamente camino a la puerta, escoltada por mis pensamientos. Abriendola lentamente se desvanecio en la oscuridad del pasillo asi como habia llegado. La puerta cerrandose tras de ella, asi como habia cerrado mis ilusiones hace tiempo. Cai al suelo de costado sobre el jugo, estaba fatigado.

De un salto me sente. Era de dia. Mire mi reloj. Eran las 12 de un sabado. Entre al baño, me quite la playera y avente la avente al suelo mientras me miraba en el espejo, tocando la herida en mi pecho.

Al entrar a la regadera vi mi playera en el suelo, morada, como si fuera sangre de mi herida ancestral por ella.